La Natividad representada en antiguos sarcófagos cristianos y otros artefactos. Un protagonista del Humanismo napolitano enamorado del tema de la Natividad, Iacopo Sannazzaro.
Una pequeña escultura de cristal muestra una pequeño pesebre, con todos los elementos esenciales que entrarán más adelante en la tradición.
El Niño recién nacido, acostado en el comedero, es velado por María y José. Que es de noche, lo indica el creciente lunar a la derecha de la composición, mientras que a la izquierda la estrella envía un rayo sobre el Divino Niño recién nacido.
La inscripción en la parte superior explica la presencia del buey y el burro recurriendo a la profecía de Isaías. El profeta del Antiguo Testamento hace decir al Señor, para reprender a su pueblo la infidelidad hacia Él: COGNOVIT BOS POSSESSOREM SVVM. ET ASINVS PRAESEPE DOMINI SVI: «El buey conoce a su dueño y el burro el comedero de su señor» (y continúa: «Sin embargo, Israel no me reconoce, mi pueblo no entiende»). La imprenta representa la imagen mucho más grande que la real. En la imprenta, en la parte inferior izquierda de quien mira, el pequeño óvalo muestra la verdadera grandeza del relieve.
He encontrado esta imagén en un libro de 1740, en el que está publicado el poema de Jacopo Sannazzaro, el De Partu Virginis, «El parto de la Virgen (María)».
Jacopo Sannazaro es un importante poeta del humanismo Napoletano. Esta es su obra más importante en la lengua vernácula, el Arcadia. Profundamente religioso, no sólo escribió el poema latino sobre el nacimiento de Jesús, sino también dedicó a la Virgen María una iglesia que se llama, precisamente, Santa María del Parto, en Mergellina, en las laderas de la colina de Posillipo. En esta iglesia, en la que todavía conservan las estatuas del pesebre de tamaño naturál, quiso ser enterrado.
El editor que, en el Setecientos, se hizo cargo de la publicación de De Partu Virginis, ilustró el libro con imágenes relacionadas con el pesebre. La primera es la que acabas de ver.
La segunda muestra un sarcófago descubierto en las catacumbas de San Calixto, Roma. A la derecha dequien mira es el Niño en el comedero, calentado por el buey y del asno y adorado por dos pastores; a la izquierda, en el regazo de la Virgen en el trono (detrás de San José), el pequeño Jesús recibe los regalos de los Reyes Magos, en número de tres. Detrás de ellos, las cabezas de camellos aluden al hecho de que los sacerdotes Magos vienen de Oriente.
En el frente de otro sarcófago, descubierto en las catacumbas de San Sebastián, los tres reyes magos, con el gorro frigio (esto es también un signo de que viene del Este), adoran al Niño aun en el comedero. San José está preocupado por la Esposa, todavía angustiada por los dolores del reciente parto.
En la última figura, un fragmento de sarcófago que se encontraba en la Villa Borghese, la escena es más sencilla: solo un niño con el buey y el burro y dos pastores.
Son, estos monumentos, sólo un pequeño ejemplo del amor y el cuidado con que los antiguos cristianos representaban el Nacimiento del Salvador.